Punk Rock Bowling 2021

El 2020 pintaba bien. En lo personal, con Los Lunes, ya teníamos varias fechas agendadas, incluyendo una en Buenos Aires y una abriendo para Black Flag. El año había empezado con La Polla Records, Dos Minutos y La Sangre de Verónika en el Antel Arena y había un montón de nuevos festivales independientes anunciados.

El 13 de marzo se declara la emergencia sanitaria por COVID-19 e inmediatamente se corta toda actividad cultural, en Uruguay y en el mundo. Se corta lo que más disfruto: tocar con mi banda, ver bandas en vivo, fotografiar bandas.

Entre los festivales pospuestos estaba el Punk Rock Bowling, al cual le guardé un gran cariño después del 2019. Tuvo varias cancelaciones, finalmente anunciaron la edición #22 para setiembre del 2021. No recuerdo bien cuando pensé ¿y si intento ir?, pasaron los meses y ahí estaba yo, camino a Las Vegas viajando a otro PRB.

Esta edición fue, tanto para el público como para las bandas, el primer festival masivo donde todos nos reencontramos en un pogo, sin mesas, sin protocolos, con saltos desde el escenario, mosh. Esas pequeñas cosas que nos hacen felices y que fueron arrancadas tras meses de encierro. Eran un montón de emociones corriendo en la sangre de los asistentes, de las bandas y de los organizadores.

Día 0

Tras un viaje en auto desde Los Ángeles a Las Vegas, que necesitaría un capítulo aparte, llegué a mi hostel. Prácticamente reboté, a los 15 minutos ya estaba saliendo al primer show. De la ansiedad miré mal la hora y como buen pandense llegué dos horas antes al Fremont Country Club donde había una kickoff party con Teenage Bottlerocket, Dillinger Four, Get Dead y The Uppers.

Me dió el tiempo de sobra para ir a buscar mi pulsera que indicaba que estaba vacunado (el festival no tenía restricciones, pero tenías que estar vacunado con al menos una dosis o presentar un PCR negativo), disfrutar del absurdo de Las Vegas y ponerme unas curitas en mis pies sentado en pleno Fremont St.

En Fremont Country Club, esperando en la fila de prensa, empecé a ver caras conocidas de fotógrafos que sigo en Instagram. Me resultaba muy divertido matchear nombres de usuarios con personas. Una de ellas era Courtney, gran fotógrafa de Las Vegas (vean su trabajo acá), quién formaría junto a Andrew, otro gran fotógrafo de Olympia (pueden ver su trabajo acá), mi grupito de colegas del fin de semana. Paciencia infinita con mi inglés.

Ya sobre las 21h abría el show The Uppers, banda de St. Louis, Missouri. Después Get Dead. Tenía muchas ganas de verlos en vivo. Los conocí en el documental de Fat Wreck Chords donde contaban que le habían metido no recuerdo cual droga en una cerveza a Fat Mike como broma, buenos pibes y gran show. La tercera banda fue Teenage Bottlerocket, presentando varios temas de su nuevo disco Sick Sesh!. TBR es una de mis bandas favoritas y no puedo ser objetivo sobre el gran show que dieron, un tema atrás del otro, con la simpleza y las letras estúpidas que caracterizan al género. Cerró la noche Dillinger Four, que tendrían doble participación en el festival, en el Main Stage.

Dia 1

Ese día puse inicio a lo que iba a ser mi rutina diaria por los siguientes 3 días: 1) levantarse, 2) bañarme, 3) desayunar un café con una tostada de mantequilla de maní y un dudoso jugo de manzana, 4) editar fotos de la noche anterior, 5) almorzar dos slices de pepperoni en el 7-Eleven de la esquina, 6) salir al PRB con el sol de Las Vegas pegando fuerte.

Llegué temprano. Dieron puerta, retiré mi photopass (un sticker que pegue en mi cámara a falta de porta credenciales), saludé a colegas que conocía de Instagram, y entré al predio.

Ese día cerraba Descendents, banda que aprendí a querer mucho a medida en que yo iba llegando a los 30 años de edad. No fui tan fan como para ir con una remera de la banda, pero sí con una camisa celeste con muchas ilustraciones de Milo. A esa camisa le debo muchas conversaciones, porque, al parecer, gustó mucho. Fueron incontables las veces que me dijeron “nice shirt, men” y me preguntaban dónde la había comprado. Incluso me encontré con un pibe que tenía una muy parecida, quien me pidió una foto.

Un plato fuerte de la jornada fue ver por primera vez a The Queers, una banda a la que le debo entre otras cosas el nombre de este fanzine. Para mi gran sorpresa el mismísimo Joe Queer estaba armando su puesto de merchandising. Le compré una remera, me regaló unos stickers y le regalé un disco de mi banda, Los Lunes. Me agradeció y me dijo que lo iba a ir escuchando en el auto en la noche porque viajaban a Denver. Sueño del pibe.

Entre el Main Stage y el Monster Stage me saqué las ganas de ver y fotografiar a bandas que me gustan mucho: PEARS, Bad Cop Bad Cop, Anti Flag, DWARVES, The Menzingers, Frank Turner.

Mientras iba caminando de un escenario a otro aprovechaba a tomar retratos del público. Algunos me pedían fotos, muchas otras las robaba desde el anonimato que me daba un teleobjetivo. Hubo una foto en particular que salvó mi fin de semana. Veo a un pibe con dos vasos de cerveza, uno en la mano y otro en la boca, mordiendo fuerte para que no se cayera mientras escribía en el celular con la otra mano. Apunté y disparé. Seguí caminando y al rato me doy cuenta de que había perdido mi photopass. Entré en un estado de desesperación. Primera tarde, todo el festival por delante. Fui a hacer fila en la entrada para intentar pedir otro, no podía creer como no me había dado cuenta. Me practicaba la explicación en inglés en mi cabeza. Intentaba recordar dónde podría haber caído. Me acordé que cuando había sacado la foto al pibe de las cervezas aún tenía el pase pegado en mi cámara, así que volví sobre mis pasos, y exactamente enfrente al pibe de los vasos estaba el bendito sticker esperándome. Acto seguido, lo aseguré con cinta pato. La próxima llevo un porta credenciales.

Los grandes momentos del día fueron: The Queers, un tema atrás del otro y un repaso por su discografía incluyendo covers de Screeching Weasel. PEARS, que me regalaron una de las mejores fotos que saqué en el festival. Frank Turner, guitarra acústica contra el mundo. La energía de Anti-Flag. Descendents y los temas del último disco que en vivo son un despelote.

Cuando la noche parece que está por terminar te acordás que siguen los Club Shows. Esa noche cubrí dos: Fremont Country Club con The Run Around y Make War y luego en el Rooftop del Downtown Grand Hotel cerraba la noche con Piñata Protest, una especie de ranchera punk muy recomendable, y con los míticos The Skatalites.

Día 2

El PRB tiene otras actividades además del festival principal. Están los Club Shows y también las increíbles Pool Parties: toques en la terraza de un hotel con grandes piscinas, a las 11 am, con el sol de Las Vegas a más de 34° y grandes bandas en vivo.

El público suma muchísimo en esta experiencia. Muchxs punkies en traje de baño, los Turbojugend que están sin remera pero con la campera puesta, los que se quedan abajo de una sombrilla en una reposera. También hay quienes siguen de largo de la noche anterior y ya están bastante puestos en la mañana, como un pibe que me bardeó porque supuestamente yo había querido pegarle la noche anterior. Aquellos que van solamente a disfrutar de la piscina y tomar unos tragos. Los que no les importa lo resbaladizo del piso mojado y hacen pogo comiendo piso a cada rato. Y los que mezclan todo lo anterior y convierten la piscina en un auténtico mosh pit que incluye varios inflables que vuelan por el aire. No voy a mentir, me quedé con ganas de tirarme a una piscina, pero la cámara no me lo permitió.

Como recomendación, no te da el cuerpo para empezar a las 11 am y terminar a las 03 am en la última after party, pero ese día me iba a poner a prueba.

Es así que esa mañana me encontraba entrando al Citrus Pool Deck porque tocaba Babe Patrol y Guttermouth.

Babe Patrol fue una banda que conocí en ese momento y que recomiendo escuchar. Buenas canciones con una gran frontwoman. Guttermouth, Guttermouth en una pool party. Fue demencial. La locura y el humor de Mark Adkins en primera plana. Border, muy border todo el tiempo.

El festival comenzó con Suburban Resistance y Side Eyes abriendo el escenario principal y el secundario. Luego por el mismo pasaron Decent Criminal, Field Day, Plague Vendor, The Bronx, The Aggrolites y el gran cierre con Youth of Today.

Cuando empezó a tocar YOT quede paralizado, nunca había visto a una banda y al público encenderse de 0 a 100 en cuestión de un segundo. Estaba tan atento a los saltos de Ray y Jhon como al pogo demencial que tenía a menos de un metro de distancia. 

Por el principal pasaron, Urethane, banda de la cual forma parte el skater y artista plástico Steve Caballero, Good Riddance, Youth Brigade de los hermanos Stern, creadores del festival, Leftover Crack, Streetlight Manifesto, y cerrando el segundo dia Circle Jerks, la banda hardcore punk formada en Hermosa Beach, California por Keith Morris y Greg Hetson en 1979. La formación la completa Zander Schloss en bajo y desde el 2019, uno de mis bateristas favoritos, Joey Castillo. 

En la noche me dividí en dos y fui a los Club Shows de H2O, banda liderada por Toby Morse. Una banda con una energía inagotable donde, como sucede generalmente con cada banda HC, no hay límites entre el escenario y el público. Los conocí en vivo en el 2019 y no me los quería perder.

Alrededor de la cuarta canción, recibí un proyectil en la cabeza, creo que fue una lata de cerveza, solo hubo un chichón. Ni lo sentí, hasta que bajaron los niveles de adrenalina. Ahí sí, empezó a doler y a marear, mientras buscaba The Place on 7th, donde transcurría mi siguiente Club Show.

Durante el show de Left Alone una chica de la barra me preparó una bolsa con hielos, así que el resto del toque lo vi sentado en el piso, contra una pared, con la bolsa en la cabeza. Hay foto de eso también, pero no la voy a compartir.

Finalmente Dayz n Daze daba cierre al día 2 con su Folk Punk acústico.

Dia 3

Último día del PRB. Se me pasó muy rápido. Después de pasar por mi slice de pepperoni por el 7-Eleven fui directo al predio del festival, porque obviamente el cuerpo no dió para otra pool party.

A pocas cuadras del festival ya se escuchaba a la primera banda y sonaba muy bien. Para mi sorpresa cuando llegué había tres preadolescentes de unos 12 años rockeando fuerte: The Twits. Vayan a pegar una escuchada, muy buenos músicos con un baterista muy carismático. Les quedan unos cuantos PRB por delante a estos pibes. Supongo que al lado mío estaba la madre de alguno de ellos, porque había una señora muy emocionada.

En el escenario principal repitió Babe Patrol, seguidos de Crazy & The Brains, The Last Gang, Bridge City Sinners, The Schizoponics, MDC, ALL, Riverboat Gamblers, The Murder City Devils, The English Beat, The Lunachicks, Municipal Waste y el gran final con DEVO.

El PRB tiene esas nerdeadas en el line-up como que un día cierra Descendents y dos tardes después tenés a ALL en el mismo escenario. No me canso de escuchar a Bill en la batería, los riffs de Stephan y las líneas de bajo de Karl, y esta vez en forma de ALL con Chad Price en la voz. Otro momento, ver a Bridge City Sinners después de tanto video consumido en YouTube, mucho mejor en vivo. Avanzada la tarde, toda la rabia de MDC, Murder City Devils y Municipal Waste tuvo un bypass con The English Beat. El show de Lunachicks significó el regreso al escenario después de varios años. Theo me regaló un retrato al acercarse a donde yo estaba e intercambiamos sonrisas. La estética de esta banda solo la peleó DEVO.

Ver a DEVO en vivo fue el punto máximo del festival. No solo suenan excelente sino que el show de las visuales, el vestuario y la puesta en escena es de las mejores que vi en mi vida. 

Uno de los cortos que proyectaban entre tema y tema nos recordaba lo insignificantes que somos en la escala del universo, y también como de un punto tan pequeño en todo el cosmos había nacido una banda como DEVO

Saqué fotos delante del vallado, y después volví al campo. Llegué al mosh pit justo con Mongoloid, rodeado de fans con sus energy domes mientras en el escenario se arrancaban el vestuario amarillo en alusión al Q: Are We Not Men? A: We Are Devo!.

Freedom of choice” marcó el fin de la edición número 22 del Punk Rock Bowling. Miré una vez más al escenario, di las gracias, y me fui al último club show para despedir Las Vegas al ritmo de Save Ferris y The Slackers.