Turnstile en Buenos Aires
Sábado 13/04/2024 – Teatro Vorterix.
Texto: Martín Badalá. Fotos: Rodrigo Melián
– «No vimos un show de hardcore»
Dije, mientras comprábamos unas latas en una cervecería a la vuelta del Teatro Vorterix. Me gané malas miradas y unas discusiones encendidas con mis compañeros de viaje, que las cervezas del momento supieron disipar, más no resolver.
No creo que sea importante dirimir la cuestión, aún si ello fuera posible, pero esa sensación me rodeo en las cuadras inmediatas. Había asistido a otra cosa. Un fenómeno nacido y criado en el hardcore, que ha venido cautivando adeptos a nivel global golpeando todas las carteleras de festivales de rock habidos y por haber desde la irrupción del Glow On en la segunda mitad del 2021. La represa se rompió y desbordó los límites autoimpuestos a los que nos tiene acostumbrado el mundo del hardcore, inundando varias costas al unísono. La rendición fue casi unánime y llovieron las rosas y elogios desde todos los rincones.
Warren y Mujer Cebra abriendo el show de Turnstile
En otra conversación, con otro amigo y en un viaje más lejano, sostuve que el Glow On de Turnstile, era el The Shape of punk to come de Refused, de esta época. La diferencia mayor (entre muchas otras que se nos pueden ocurrir y discutir) es que el disco de Turnstile arrasó con todo de forma instantánea, como si fuera un incendio de verano con viento a favor y pinocha seca por doquier. Las repercusiones y conquistas fueron contemporáneas a la obra.
Esa rareza difícil de categorizar, fue parte de lo que vivimos el sábado: un viento fresco, joven, repleto de energía, que tiene la capacidad de presentarse como una síntesis del hardcore actualizada y al mismo tiempo, ser algo muy distinto. Son traductores del legado cultural hardcore en el que se criaron, a un lenguaje que sabe cómo llegar a audiencias mucho más amplias. Eso pasa tan seguido como el cometa Halley.
Una banda que apuesta al amor como bandera, en tiempos de angustia y desesperación, luce como una oferta irresistible.
Las expectativas eran altas y eso ya sabemos que es un arma de doble filo. Pero desde que empezó a sonar el sample de Mystery y el riff de fondo asomaba, toda la energía confluyó como por un embudo y al ritmo de los saltos en el escenario y el coro enardecido de la gente, todas las dudas se disiparon: íbamos a presenciar algo único. El show fue brutal y hermoso. Tocaron la cantidad de canciones justas para sostener la energía de principio a fin, no hubo silencio, solo corriente subiendo, bajando y fluyendo como un río entre la banda y la gente. El Misterio se develó y nos hicieron sentir vivos. Sólo resta decir gracias, por darnos una de esas noches que quedarán guardadas.